Una de las analogías que me gusta usar cuando la gente me pregunta: ¿Porqué adquirir una franquicia, en lugar de iniciar un negocio desde cero? es la siguiente:
En Guatemala, creo que todos, cuando hemos ido hacia el Puerto de San José, y alrededores, las bellas playas del pacífico guatemalteco, tenemos dos opciones en cuánto al camino:
La primera opción es tomar la carretera que es gratuita, pública. Desafortunadamente, la misma ha estado abandonada desde hace muchos años, y es transitada mayormente por el transporte pesado.
Es un camino lleno de curvas, con muchísimos baches en el camino, muy desolada, y con poca señal de celular. Además, si bien es atravesada permanentemente por camiones y tráilers, no hay mucha gente que te pueda dar consejos o direcciones sobre cómo transitarla.
Por el contrario, la segunda opción es una carretera de peaje. Si bien, hay que pagar el equivalente a casi dos dólares americanos, la carretera está muy bien pavimentada, es bastante recta, se le da constante mantenimiento, y más importante: llegarás a la playa mucho más rápido que por el camino antiguo.
En ambos caminos es posible accidentarse, de esto no queda duda. Sin embargo, en la carretera de peaje existen grúas, rampas de emergencia, un número de asistencia vial, y hasta tienes derecho a un seguro al momento de ingresar a la carretera.
Esto mismo ocurre al momento de emprender solo, o emprender a través de una franquicia: Sin duda, es posible llegar a través del camino largo, pero es un camino solitario y complejo. O puedes emprender de la mano de una franquicia, donde recibirás asistencia técnica, capacitación, y básicamente, te dirán qué y cómo hacer que el negocio funcione.
Así que tu eliges. Ambos caminos llevan al mismo destino, pero el recorrido es distinto.
David Rivera Sikaffy
Empresario y Consultor